Fordyce identificó cualidades que eran comunes a las personas felices y estaban vinculadas a actividades cotidianas que cualquier individuo podría hacer:
Tener relaciones sociales significativas y sanas.
Ser extravertido.
Mantenerse ocupado en aquello que es agradable personalmente.
Perseverar en la consecucuón de las metas significativas.
Tener organización y planificación.
Dejar de preocuparse por aquello que no tiene solución.
Rebajar las expectativas y aspiraciones.
Pensamiento optimista.
Orientación al presente.
Gustarse y ser uno mismo.
Eliminar emociones negativas y problemas.
Valorar la felicidad.
Estas cualidades se engloban en tres grupos:
Dedicar más tiempo a la vida social.
Desarrollar una personalidad sociable.
Mejorar las relaciones íntimas.